miércoles, 1 de enero de 2014

Bienvenido 2014!

Hace un largo tiempo que no compartía algo en este blog. Pues, anoche, celebrando la llegada del Año Nuevo, alguien me preguntó, si no se me había ocurrido escribir un libro. Entre tantos desseos con sonrisas que recibí, tanto agradecimiento y reconocimiento obtenido, la música de Chet Baker y sabores dulces, me dije es hora de volver al blog! Han pasado tantas cosas, que el proceso me ha ido guiando, y acá estoy de nuevo. Para comenzar, veamos 4 consejos para poder cumplir con propósitos, y objetivos que pactamos con nosotros mismos. Si somos capaces de sostener a nuestra propia intención, dándole un valor solvente a nuestra palabra, el crecimiento nos hará sentirnos cada vez un poquito mejores. 

Ser humildes, siempre. Perseverantes y pacientes. Creo que la clave para llegar a lo que podríamos llamar metafóricamente la Tierra Prometida, es saber que el tiempo y las experiencias medias del proceso, es decir el tránsitar el camino, es esencial para llegar a ese lugar luminoso, de grandeza, que nos permite respirar hondo y decir. Cumplí! o lo logré! o expresarnos tanto como: Es increíbel pero real, y aquí estoy realizándome en mi realización.


4 consejos para terminar lo que empiezas

Sigue estos consejos para cumplir tus propósitos / Foto: ThinkstockSigue estos consejos para cumplir tus propósitos / Foto: Thinkstock
1. Haz un plan. Las buenas ideas no se hacen realidad si no les dedicas un tiempo y un espacio definido. Resiste la tentación de entrar en un nuevo proyecto sin antes habler planeado una ruta; es importante saber hacia dónde quieres llegar para que no des pasos a ciegas. Haz un plan de acción para poder organizarte sin tropiezos y que éstos te hagan perder el entusiasmo. Al igual que en la cocina, donde hay lugar para lo espontáneo y la improvisación, contar con una receta evita que se queden ingredientes afuera durante el proceso. ¿Hacia dónde quieres llevar tu proyecto? ¿Qué necesitas para conseguirlo?
Haz un plan / Foto: ThinkstockHaz un plan / Foto: Thinkstock

2. Cuéntale a la genteNo subestimes el poder de la palabra. Cuando dejas de postergar tus intenciones y las haces públicas, creas una expectativa en los demás y en ti mismo. Esa fuerza es capaz de impulsarte hasta el final. Aunque el proyecto vaya cambiando con el tiempo, ya hay un espacio destinado para él en el pensamiento de los que te rodean. Incluso te darás cuenta de que mucha gente quiere aportar ideas o esfuerzos. Pon una fecha límite para lograrlo y cumple tu palabra.
Cuéntale a la gente / Foto: ThinkstockCuéntale a la gente / Foto: Thinkstock

3. Un proyecto a la vez. Cuando uno es inquieto y curioso, es fácil salirse del camino trazado. No pongas tu energía en muchos proyectos a la vez porque eso evitará que los lleves a buen término. Una sola tarea, un solo proyecto a la vez. Eso no quiere decir que dejes lo demás de lado, solo se trata de ponerlo en pausa. Es probable que en el proceso descubras cómo tus proyectos se nutren uno del otro. Empieza por el más largo o el más complejo, aquel que implique más riesgos o que te dé más miedo. El terminar ese gran proyecto te dará la motivación para llevar a cabo los demás.
Un proyecto a la vez / Foto: ThinkstockUn proyecto a la vez / Foto: Thinkstock

4. Que el perfeccionismo no te detenga. Muchas personas postergan sus proyectos porque temen no alcanzar cierto nivel de perfección o profesionalismo. En ocasiones, ese pensamiento no es más que el miedo a no cumplir con las expectativas ajenas. Cuando te sientas así, dile al perfeccionista que llevas dentro que se tome unas vacaciones; no te atores en los pequeños detalles, no vayas hacia atrás ni juzgues cada paso que des. Opta por decisiones prácticas, establece etapas de trabajo y corrige solo hasta que termines cada una.
Que el perfeccionismo no te detenga / Foto: ThinkstockQue el perfeccionismo no te detenga / Foto: Thinkstock

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