domingo, 20 de febrero de 2011

No darse por vencido




A veces sentimos cansancio, angustia, y una tristeza existencial, que es producto de una fatiga mezclada con frustación.                                                                                                                                                                                          Es difícil sobreponerse para quien se queda en una actitud autocompasiva, lamiéndose las heridas.Llorando  amargura y juntando furia.

Es aquí en donde se trata de seguir y pegar el salto al escalón ascendente que sigue. No dejarse vencer por la angustia, que viene de lo angosto, de lo que me asfixia. Aquello que no me deja respirar y me descentra.

Entonces la vida invita al "des-ahogo" permitido y misericordisamente consesuado con nuestro yo, y con nuestras creencias, se llora para enjuagar el alma herida, y se deja correr agua salada para ayudar a cicatrizarla.

El alivio llega y es el momento de recobrar las fuerzas y empujar la roca cuesta arriba, hasta llegar a la cumbre, porque con cada empujón, no solamente nos acercamos más, sino que los músculos se fortalecen y el espíritu se revitaliza, permitiendo que el aire de las alturas llene de nuevo los pulmones.

 Imagina que estás en un paraíso en el que sólo hay herramientas y libros espirituales. Podrías estar estudiando cada día, haciendo todas las conexiones y las meditaciones perfectamente, sin estrés y sin tener otros quehaceres. Suena idílico, ¿verdad? 

Pero si no estamos haciendo algo para llamarnos  a nosotros mismos al desafío, no estamos haciendo nada realmente. Hay relativamente poco crecimiento o Luz siendo revelada. 
Si nos sentimos como si estuviéramos corriendo sobre una rueda de molino espiritual, eso es exactamente lo que estamos haciendo.
Parecería  la imagen de  un hámster enjaulado que corre sobre una rueda que gira sobre sí misma, engañado por una rueda que no avanza. 

Hay un libro que habla de este tema, titulado There's No Traffic on the Extra Mile (No hay tráfico en la milla adicional). Su autor, Rickey Minor, fue el director musical del programa televisivo American Idol. En referencia a llegar a lo más alto, dice: “Lo que crea la diferencia crucial es tu empuje para hacer la milla extra... Cuando dejes a todo el mundo atrás, te preguntarás por qué hay tan pocas personas dispuestas a hacer el esfuerzo adicional”. La milla adicional es lo que hace que el viaje valga la pena. 

Hay muchas personas en este camino que no van hasta el final y se estancan en el supuesto refugio de la pena justificada, del cansancio real. Cuando uno emprende algo, un proyecto nuevo de la índole que sea, al principio es divertido; las cosas fluyen; se ve la Luz; entonces... se encuentra una pared. Y ahí ya no se  siente la misma emoción que sentía inicialmente al compartir, hacer restricción y comportarse proactivamente. ¿Cuántas personas atraviesan esa pared? Una de cada mil. 

Cuando abandonamos en la milla adicional, abandonamos toda la energía del trabajo que hemos realizado hasta ese momento. El esfuerzo debe continuar. La elección es de cada uno, en libertad. No hay obligaciones, hay deseos.

No siempre se trata de los resultados, el tiempo o la importancia de lo que estamos haciendo. Se trata de expandir nuestra conciencia en relación a cuáles son nuestras limitaciones personales. 

¿Cómo sabemos si estamos recorriendo la milla adicional? Sentimos que hemos dado todo lo que podemos, pero damos más. Requiere un esfuerzo, al menos un poco, si no es que mucho. Puede que incluso duela. 

 ¡Recorre la milla adicional! Y aún hay más. Piensa en alguien que te inspire con sus logros. Pregúntale o investiga sobre esa persona, y averigua cómo logró vencer sus propias limitaciones. Te aseguro que recorrer la milla adicional es un ingrediente vital para alcanzar el éxito, sea cual sea tu definición de éste. 
Que tengas una vida feliz y llena de amor y paz.

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