Nos conocemos a nosotros mismos? Cuándo y cómo nos
observamos, dirigiendo la mirada hacia nuestro interior
con amorosidad como digo siempre?
Sabemos que nuestras fortalezas son el producto de
nuestro talento por nuestros conocimientos, nuestra
capacidad de ser creativos y mostar nuestras
habilidades?
Qué imagen construimos de nosotros mismos en
relación a nuestras voces internas, el entorno y los
otros, la naturaleza y el cosmos?
Creo que con ecuanimidad, integridad, respeto,
honestidad, y responsabilidad de nuestras elecciones,
tenemos chances de crear mundos mejores con valores
nuevos.
El cuento que sigue, es una metáfora para recordar que
el valor de la pregunta, es una guía para poder ver de
manera asertiva.
El mundo interno se relaciona con el externo, en buena
medida, por pasajes y avenidas emocionales, en donde
circulan nuestros pensamientos, nuestros dones - a
veces desconocidos por nosotros mismos - y nuestros
sentimientos.
Un damero de cuestiones humanas, en donde lo
espiritual se torna la esencia para conectarnos con lo
relativo del tiempo y el espacio, asumiendo
humildemente qué y quién estamos siendo.
Ser en el mundo es una elección.
A continuación los invito a leer y reflexionar sobre esta
historia. Con todo cariño,
Cynthia Grinfeld
Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo
fuerzas para hacer nada.
Me dicen que no sirvo, que no hago nada
bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué
puedo hacer para que me valoren más?El maestro, sin mirarlo, le
dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte,
debo resolver primero mi propio problema.
Quizás después... - y haciendo una pausa agregó- Si quisieras ayudarme tú a mí, yo
podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.-
Ehh... encantado, maestro- titubeó el joven pero sintió que otra
vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.-Bien-
asintió el maestro.
Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano
izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma elcaballo que
está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este
anillo porque tengo que pagar una deuda.
Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no
aceptes menos de una moneda de oro. Vete antes y regresa con
esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió.Apenas llegó, empezó a ofrecer el
anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta
que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían,
otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como
para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era
muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un
cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no
aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.Después
de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado
- más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo
y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de
oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para
liberarlo de supreocupación y recibir entonces su consejo
y ayuda.-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me
pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata,
pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del
verdadero valor del anillo.
-Qué importante lo que dijiste, joven amigo- contestó sonriente el
maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo.
Vuelve amontar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para
saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto
te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas.
Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil,
lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darlemás que 58 monedas de oro por su anillo.-58 monedas??!- exclamó el joven.-Si - replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente... el joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda
domingo, 8 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario