Crear no es inventar
Hacia 1905, Hermann Bahr decidió: "El
único deber, ser moderno". Veintitantos
años después, yo me impuse también esa obligación
del todo superflua. Ser moderno es ser contemporáneo, ser actual: todos
fatalmente lo somos. Nadie -fuera de cierto aventurero que soñó Wells- ha
descubierto el arte de vivir en el futuro o en el pasado.
No hay obra que no sea de su tiempo.
Jorge Luis Borges 1969
Hace unos días leí un artículo en donde se recomienda la
creación de un nuevo hábito cada día.
Aún cuando muchas veces he escuchado que la rutina tiene
mala prensa, no dejo de pensar que la
rutina hace que nuestra cotidianeidad se aliviane, trayendo orden y ayudándonos
a generar tiempo para nuevas consideraciones.
Crear un hábito cada día es una práctica aconsejable. La
pregunta es: ¿Cómo hago para sostener cada día un nuevo hábito? Esto implicaría
una sucesión de nuevas conductas en un sinfín de posibilidades. Y sostener algo
así, sería imposible.
Entonces es cuando digo que crear no es inventar.
No es necesario inventar “algo nuevo y novedoso” cada 24
horas. En lugar de eso es interesante re-crear un hábito hasta que estando bien
internalizado, se automatice.
Para esto es necesario la repetición de la acción a lo largo
del tiempo.
Voy a dar un ejemplo. En la vida moderna, la tecnología nos
provee de herramientas eficientes que hacen posible que manejemos muchas
cuestiones desde nuestra computadora. Por tal razón, ya no es necesario ir al
banco a pagar las cuentas o ir a estudiar a la biblioteca. A veces hasta
podemos hacer el pedido del supermercado de manera virtual. Esto ha traído
aparejado grandes beneficios y un gran perjuicio. La vida sedentaria.
Ya conocemos todos los problemas para nuestra salud que
acarrea una vida sin movimiento. Sin embargo, en la mayoría de los casos, es
muy difícil escapar a la tentación de permanecer sentados frente al ordenador.
Con la consigna de la creación de nuevo hábito podemos
pensar en caminar; algo bastante común; o en ir al club o al gimnasio para
movernos un poco. Pero es también sabido que muchas veces ese objetivo se
frustra, dado que el magnetismo que ejerce la silla para retenernos frente a la
computadora es muy fuerte.
Podríamos bien reformular la idea. El nuevo hábito será no
estar sentado más de dos horas seguidas. ¿Podemos sostener esto? Es más
sencillo que pensar en caminar o en hacer un sinnúmero de aerobics.
¿Es sostenible? Sí lo es, si va acompañado de una poderosa
toma de conciencia en cuanto a la elección del hábito que se procura crear.
¿Y qué hacer al segundo día? ¿Inventar un nuevo hábito? Será
más productivo ir re-creando al del día anterior hasta afinarlo de
manera que nos sea realmente provechoso. Repetir las operaciones es un
mecanismo fundamental para la grabación de un nuevo aprendizaje y un hábito no
es nada menos que eso. Algo nuevo que hemos incorporado, que hemos aprendido.
Entonces la pauta podría ser: no permaneceré sentado
por más de hora y media. O saldré a caminar dando cuatro vueltas manzanas.
Otras personas pueden proponerse leer al menos 15 minutos diarios o escribir o
cocinar la comida en lugar de llamar al delivery. Las opciones son muy
variadas!
Cada persona usará su cerebro para identificar que hábitos
nuevos lo pueden ayudar a mejorar su calidad de vida.
Es más fácil hacer algo todos los días que tres o cuatro
veces por semana.
Pienso que cuando somos capaces de crear un hábito cada día,
somos también capaces de recrear nuestro propio Yo una y otra vez. Podemos estar en control de nuestros proyectos. Planear algo implica una
estrategia.
Concuerdo Gretchen
Rubin, autora de “The Happiness Project” en donde sostiene:
A) Conocerse a uno mismo es la llave del éxito siendo menos proclives a dejarnos llevar por la corriente.
A) Conocerse a uno mismo es la llave del éxito siendo menos proclives a dejarnos llevar por la corriente.
B) Aprender cosas nuevas nos hacer sentir que no
nos estancamos.
C) Sentir placer en el proceso que llevamos a cabo
cuando hacemos algo, no sólo en el resultado.
Si nos llegamos a conocer a nosotros mismos, podemos elegir y decidir sobre cada día
en nuestras vidas. Es decir que somos libres.
Tener el hábito de hacer algo cada día, nos reúne con la
conciencia de que nuestra existencia está en nuestras manos. Hacer cosas día por día requiere, tiempo, energía y a veces dinero. No hay ninguna magia en los
resultados. Hacer cosas cada día es tener
cuidado y responsabilidad sobre el modo en que vivimos nuestras vidas. Se trata
de frenar impulsos y pensar. Lo que hacemos o no hacemos hoy, tendrá consecuencias
en el mañana. Los invito a pensar en estas preguntas: ¿Qué desea? ¿Qué cosas quisiera aprender? ¿Cuánto cuesta eso que desea para
poder disfrutar del proceso de aprenderlo y así tener una mejor vida cada
día?
Persevera y triunfarás. Practicar un nuevo hábito cada día
es la forma de abrir las puertas de nuestra rutina. Todos los días tenemos la
oportunidad de ser conscientes de a quiénes somos, y quiénes queremos ser,
sabiendo lo que hacemos para llegar a nuestras metas.
Cynthia Grinfeld