domingo, 22 de agosto de 2010

Como puedo ser




Es una trampa compararnos con los demás para determinar dónde deberíamos estar en nuestra vida. En lugar de preguntar "¿Soy tan sabio/ bueno/ inteligente/ fuerte/ sano/ delgado/ rico como esa otra persona lo es?", podemos preguntarnos "¿Soy tan sabio/ bueno/ inteligente/ fuerte/ sano/ delgado/ rico como puedo ser?".
Vivimos comparándonos con los demás, cuando podemos buscar en nosotros mismos, deseos claros, para fijar metas y objetivos nítidos, que nos ayuden a tomar pasos para llegar a ellos.
¿Por qué nos fascinamos con las comparaciones que establecemos con las personas que nos rodean?
Escucho a muchas personas que se comparan, miden y calcular su valor basándose en su percepción de lo que los demás son. Emitiendo juicios hacia otros y hacia sí mismos que muchas veces no alcanzan a fundamentar.
Creo que es una forma de desperdiciar energía preciosa. El tiempo, es hoy por hoy un valor muy caro a cotizar y perder tiempo en comparaciones con terceros, en lugar de reflexionar sobre como mejorar sobre nosotros mismos, es una posibilidad que se abre cada día.
Si las personas hicieran el ejercicio de agradecer y practicar el agradecimiento, todos los días a la mañana al levantarse y a la noche antes de caer en su sueño, la visión sobre la vida sería aterciopelada, por la dulce valoración y el hacerse cargo de los actos, sentimientos y emociones que en cada uno habitan.
La autoestima se elevaría, aún agradeciendo nuestros padecimientos y dificultades, los cuales son la llave maestra para acceder a nuestro crecimiento y desarrollo de conciencia.

Lamentablemente, la mayor parte el tiempo las personas no se limitan a "dar" o simplemente a "hacer". A menudo 

suelen pensar "¿qué voy a recibir yo a cambio?". Siempre estamos pensando en lo que vamos a obtener a cambio.

Hacer algo totalmente libre de interés propio es muy difícil para nosotros. Si no obtenemos a cambio exactamente lo que dimos, al menos queremos algún tipo de reconocimiento. Eso también es condicional, y el beneficio es temporal, insignificante. Debemos aspirar a cosas duraderas. 

Es interesante desear nuestra propia Luz, nuestra propia realización. Poder darnos a nosotros mismos contención, misericordia y amor. Darnos a nosotros mismos, sin esperar una retribución. Volvernos incondicionales con nosotros mismos y por ende, con los demás.

Eso significa que, si estás en una relación, simplemente da y no te preocupes por lo que obtendrás a cambio. 
No especules. Cuando damos con todo nuestro corazón, la energía retornará a nosotros. No importa si el retorno viene de esa persona o de alguna otra. Debemos enfocarnos en el intercambio verdadero, contando con la sabiduría del Universo.

A menudo queremos dar con condiciones, pero queremos que los demás nos den incondicionalmente. El Universo no funciona de esta forma. Si sos condicional, entonces acabarás con personas en tu vida que son condicionales.

Si andamos siempre buscando lo que obtendremos a cambio, estaremos construyendo un hogar para el caos. Si quieres construir un lugar para que la Luz brille, entonces da y suelta. Suelta tu deseo de lo que puedes recibir a cambio. Conectar con el ser generoso y noble  que en nuestro ser, es una acción que nos hará sentirnos bien con nosotros mismos.

Tenemos que encontrar la fuerza para compartir en una sola dirección. Obviamente no podemos dar continuamente a alguien que nos hace nada a cambio, y promover el Pan de la Vergüenza. Pero en el transcurso normal de las cosas, abre tu corazón y da a los demás sin esperar un retorno. Si vuelve a ti de esas personas, estupendo.

Todos tenemos intereses propios. Y somos diferentes unos de otros, lo que nos iguala en nuestra humana naturaleza. 
Permitamos ver lo que realmente somos. Algunas personas han construido un caparazón de tortuga alrededor de sí mismas. Otras han construido una fina capa. Pero es difícil conectar entre nosotros a través de esas barreras.

Tenemos que compartir desde la esencia más profunda, descubierta y verdadera de nuestro yo.

 Sé honesto con tus deseos, tus opiniones, tus prejuicios, tus miserias  y tus dones. 

No puedes limpiar la casa si no sabes lo que se esconde debajo de los muebles.